Llegados en coches y autobuses, nos reunimos en la denominada Puerta jubilar para ser recibidos por el rector, padre José Manuel. Allí nos animó a participar, a ser agradecidos por esta oportunidad y a dejarse tocar por la misericordia divina. Con palabra de ánimo y oración y con la aspersión de agua bendita sobre los presentes, en procesión entramos en el templo. Allí se procedió a la celebración penitencial y al ensayo de cantos para Misa. Es de subrayar que este Año Mariano viene lucrado con indulgencias que en este santuario pueden conseguirse con la confesión, Misa y comunión y oración por las intenciones del Papa.
El sr. Obispo presidió la santa Misa. Antes de la homilía, quien tomó lapalabra fue nuestro arcipreste, el padre José, que nos presentó y pidió a la santa Madre que nos alcanzara del Hijo la bendición y fortaleza para el día a día vivido en cristiano. Tras un fraterno y sencillo saludo, monseñor Lemos nos animó en su predicación a sentirnos hijos de Dios, miembros de la Iglesia, fieles que viven en lo particular de sus parroquias la universalidad de la Iglesia. Y es que "las parroquias no tienen fronteras", repitió varias veces. Y todos estamos invitados a fortalecernos con la Palabra y la Comunión y todos somos enviados a la misión, sin encerrarnos en un determinado lugar.

La presentación de dones fue magníficamente preparada por el padre Francisco Manuel y llevada a cabo por algunos fieles y varios niños. Y no fue la única vez que participaron los pocos que vinieron: al final de la Misa, una pequeña ofreción en nombre de todos unas flores a la Virgen, antes de que los que quisieran subiesen al camarín de la imagen de Los Milagros.
Tras la Misa, la mesa, el momento de convivencia y recarga de fuerzas. Lo que nos llevó ya muy cerca de las cuatro y media, momento en que nos despedimos con el rezo a María y las palabras de ánimo del rector, que nos invitó a ser "sinvergüenzas", cristianos valientes que, sin vergüenza, llevan a Cristo en los labios y las acciones.
Somos el primer arciprestazgo que peregrina a este santuario mariano, dentro de las actividades del Año Mariano diocesano. Esperamos que las buenas experiencias dejen una estela de alegría, conversión y fortalecimiento de la vida cristiana.
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